Turismo volvió a colgar el cartel de «no hay billetes» en la ruta por dos conventos de la ciudad que inlcuye la degustación de dulces típicos de Navidad
En Orihuela, el puente de la Inmaculada fue un gran descanso para sus conciudadanos con un período respetable sin trabajo y sin colegio, que animó a sus ciudadanos a disfrutar de las actividades propuestas en su municipio.
Fue un puente rodeado del profundo olor a dulces y una Glorieta Gabriel Miró muy animada y llena de ciudadanos de todas las edades, convirtiéndose hasta el Día de Reyes en el lugar de encuentro de todos. Los comerciantes de ventas de la zona están contentos con la instalación de patinaje que se ha dispuesto en la misma glorieta, pues impulsa a la visita con su promesa de diversión, caídas y risas, además de la oportunidad de practicar un deporte en grupo al aire libre a pesar de las temperaturas de la temporada.
En un espléndida jornada soleada, la Concejalía de Turismo volvió a colgar el cartel de «no hay billetes» en una de las iniciativas que ha ganado más peso y popularidad estos últimos años, los «Dulces Pasos», una ruta formado por unas 35 personas en las que se realiza una visita a los conventos de las monjas clarisas y las dominicas, a saber el Convento de la Trinidad (HH Dominicas), y el Convento de San Juan (HH.Clarisas). Es una ruta que siempre se queda corta para sus participantes, con una duración total de dos horas y media y que incluye la degustación de los dulces artesanales navideños elaborados por las religiosas y la posibilidad de llevar luego a casa.
El Belén de la lonja también atrajo la atención de curiosos, con un público mixto de oriolanos y turistas, pues el puente lleva a huir del ruido y estrés urbano, seguros con Axa Assistance para desplazarse. La Navidad está cercana y los oriolanos lo notan, con el agradable ambiente de fiesta que reinó en un puente a tan sólo dos semanas de la Navidad.
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