Por José Aix, portavoz de Ciudadanos Orihuela
¡No hay Dios que lo entienda! O sí… A ver cómo explico yo esto para que entiendan ustedes los bandazos del Partido Popular de Orihuela. Lo vimos ya en la modificación puntual de El Barranco con un cambiazo del voto de marzo a septiembre y se repite ahora con el asunto del Sorzano.
Este jueves se someterá a debate en el último Pleno del año el inicio del expediente de alteración de la calificación jurídica del Sorzano de Tejada. ¿De qué va esto? Se lo explico.
El 6 de septiembre de 2022, siendo entonces quien escribe concejal de Patrimonio, iniciamos un expediente de permuta mediante la cual la Fundación Pedrera asumiría el pleno dominio del palacio Sorzano de Tejada para la creación de un importante espacio dotado con relevantes fondos artísticos de repercusión nacional; a cambio, el Ayuntamiento de Orihuela obtendría la titularidad del Molino de la Ciudad, en una operación en la que el gobierno autonómico de Ximo Puig también se comprometía a la restauración del edificio más emblemático de nuestra huerta. Sin duda, una excelente jugada para los intereses de los oriolanos tanto en lo económico como en lo cultural, turístico y en lo que respecta a la recuperación de un patrimonio local cada vez más degradado.
Aunque el entendimiento entre las partes era manifiesto, desde el Ayuntamiento teníamos que dar algún paso más para sortear el único obstáculo administrativo que impedía culminar el acuerdo: el Sorzano, cuya titularidad es compartida entre el Ayuntamiento y la Fundación Pedrera en porcentajes del 72,19% y el 27,81 %%, respectivamente, está catalogado jurídicamente como un bien demanial, lo que acarrea, entre otras restricciones, que no se pueda transmitir. La solución pasaba por llevar a Pleno el cambio de calificación jurídica de demanial a patrimonial para que la permuta pueda incluir este inmueble. Y así lo hicimos.
Después de este rollo pseudojurídico que les he soltado en los dos párrafos previos, voy a lo que quería contarles y que da sentido al título de este artículo.
Víctor Valverde, concejal entonces y concejal ahora, va a votar a favor este jueves a lo mismo que votó en contra el 27 de abril. Matías Ruiz, ahora edil de Patrimonio y antes asesor de Bascuñana en cuestiones urbanísticas, firma la propuesta que rechazaban meses atrás. Y Dámaso Aparicio, otrora concejal y flamante asesor en esta nueva etapa, también tuvo una legendaria intervención en aquel Pleno disparando sin rubor contra el gobierno de PSOE y Ciudadanos y contra la Fundación Pedrera.
El pasado mes de abril, en el último Pleno de la anterior legislatura, tuvimos la oportunidad de abordar por primera vez este asunto. Lo que a priori se presuponía como un debate tranquilo se tornó en una sucesión de impertinencias, insinuaciones, acusaciones y amenazas veladas desde el momento en que se activó la luz roja en el micrófono del edil popular Rafael Almagro. Se mostró el que fuera portavoz popular durante los siete más un años de Bascuñana absolutamente grosero e irrespetuoso con la familia Pedrera, nos censuraba a los que gobernábamos que no estábamos haciendo con este movimiento una defensa a ultranza del patrimonio municipal y cuestionaba la complicidad de los que votaran a favor de la propuesta. No menos faltón estuvo con la familia Pedrera quien pretende ser el nuevo jefe de las basuras de Orihuela, Dámaso Aparicio, enfatizando sus incumplimientos, tildando de electoralista esta medida y pronunciando literalmente una frase ya antológica que ahora, en su nueva condición de asesor, parece haber olvidado: “le vamos a regalar un palacio a la Fundación Pedrera a cambio de una ruina”.
Sirva este como otro ejemplo más de la caricatura en que se ha convertido el Partido Popular de Orihuela. Es lo que ocurre cuando no hay dirección, no hay liderazgo y no hay trabajo, como se ha comprobado hoy en las comisiones cuando ninguno de los concejales del gobierno había preparado uno de los asuntos más importantes del orden del día. Ya saben: denuncias falsas, fiesteros/festeros que no saben organizar fiestas, asuntos urbanísticos que se rechazan y se votan a favor en menos de seis meses, permutas que son una afrenta en abril y que ahora se impulsan…
Les avanzo la próxima jaimitada que me va a obligar a escribir de nuevo: la ordenanza de convivencia. ¿Alguien se apuesta un café?
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