Laura F. / A propósito de…
Es lo que siento. Estoy viendo el telediario y me siento desolada. Esto es como en una batalla en la que cada soldado disparar a diestro y siniestro, sin orden ni concierto. Así veo el mundo y mi país. Esto es un sin “dios”. Ya tengo una edad y con una formación lo suficientemente buena para tener criterio propio, para pensar por mí misma, sin que nadie me coma el “coco”.
Y lamento profundamente que no ocurra así en la mayoría de los españoles y, por supuesto, en el mundo. Aunque es verdad que gente objetiva y pensante sigue habiendo, somos minoría frente a una mayoría que se deja arrastrar inconsciente o conscientemente. Y deprime. Por un lado un lado el Gobierno, los que lo han formado. Unos gobernantes al servicio de las grandes multinacionales, lobbies que presionan a los gobiernos y empresas en lo económico y en lo político. ¿Cómo le han dado la vuelta al mundo, en el que se han hecho los señores? Y los políticos de turno dejándose avasallar y mangonear o como se dice vulgarmente “bajándose los pantalones” ante una Unión Europea que va cuesta abajo. Y es así porque son mediocres. No hay líderes de altura. Sólo aprovechados, corruptos, lame-espaldas que suben y suben en cargos de responsabilidad sin tener preparación ni escrúpulos.
Cuando se redactó el Informe Delors, allá por el año 1996, se pretendía formar ciudadanos europeos con una preparación que abarcara todos los aspectos de que se componen un ser humano; han pasado veintiún años y el resultado es el de una educación al servicio de la economía, no de la persona. Nuestros jóvenes, dicen, son los mejores preparados desde hace muchísimo tiempo, pero esos muchacho y muchachas son dirigidos hacia una formación determinada, dejando a un lado sus aptitudes e ilusiones, así tenemos ingenieros/as informáticos trabajando de vendedores, maestros/as camareros, etc, o tiene que emigrar para lo mismo pero en el extranjero. ¿Qué va a ser de los humanistas, poetas, músicos, filósofos, etc.? Sólo aquellos que, en su casa, han sido formados juiciosamente, y con mucho sacrificios, se dedican para lo que sirven. Mientras una masa de jóvenes, con una cultura general mediocre o nula, sin formación humana y cultural no sabe, no contesta.
Y así se van acrecentando un futuro de ciudadanos maltratadores, violentos, incultos, sin trabajo, sin educación cívica, consumistas sin dinero, sólo pendientes de su físico y de gastar a costa de los que sea, viviendo de lo que se puede, sin empatía hacia el próximo o prójimo, sin respeto hacia los demás. Un sistema que no promueve el honor, la dignidad, el esfuerzo, el respeto y los valores que hacen una sociedad fuerte y sólida con futuro para todos, como son los culturales, morales, espirituales, familiares, etc. Sí. Se me nota. ¿Verdad? Estoy viendo cómo vamos otra vez a la caverna. Lo que me hace pensar que no es casualidad que los políticos tomen por idiotas a los ciudadanos. Ahí tienen al Gobierno actual, con casos de corrupción sangrantes y te niegan la mayor, con jueces que juzgan según sus simpatía (no todos, claro, eso faltaba) véase Blesa, Rato, el murciano, etc. Con afán de acumular poder y no de servicio al país, véase Cospedal, Soraya o Susana y otros… Por cierto que los socialistas también tiene cuajo. La presidenta de Andalucía se proclama, rodeada de los barones, candidata a la secretaría general. Ooooh. ¡Cuánto honor! Claro que es arropada por la élite del partido, porque se espera que las cosas sigan igual, es decir, mirando hacia otro lado ante los propios y extraños. ¡Qué desengaño! A estas alturas de mi vida, esperaba una evolución en mejoría, no empeorando a marchas forzadas. Y al igual que ocurre a nivel general, van surgiendo corpúsculos a nivel menor, pero de igual aspecto, los nacionalismos trasnochados y que están dirigidos por anodinos politicastros que, para tapar su caca, te montan una independencia. ¡Y hay gente que les escucha y se lo creen! ¡TODOS LOS POLÍTICOS ACTUALES QUE VEMOS, SON…VERGÜENZA! Sí. Sin vergüenza ni rubor se plantan delante de un micrófono y se escuchan lo estupendo que son, las ideas tan fantásticas que tienen y que van a salvar al mundo. Cuando la verdad es que están hundiendo al mundo. ¿Qué va a pasar con una ciudadanía alienada, muerta de hambre y esclava? ¡Ah! ¡Sí! ¡Somos siete mil millones de personas! Pues nada se usan y se tiran, como los embases de plástico.
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