La Escuela de los Trabajos del Cáñamo de Callosa organiza en la huerta de Almoradí la ‘II Siega Cultural de Cáñamo’. Los cogollos de la planta se emplearán para esta sustancia
La Escuela de los Trabajos del Cáñamo de Callosa de Segura ha organizado este viernes en plena huerta de Almoradí la ‘II Siega Cultural del Cáñamo’ con el fin, como ha explicado su director Roque Albert, de “reivindicar la parte cultural de esta actividad”.
Esta muestra se ha llevado a cabo en una parcela de unos 3.000 metros cuadrados cultivada por tres emprendedores, entre ellos Jesús Clemente, quien ha explicado que de este cultivo, ligado tradicionalmente a la fibra, se está extrayendo únicamente el cogollo que ya tienen vendido a una empresa que empleará en la elaboración de infusiones.
El resto de la planta, según ha dicho, se podría usar para fibra pero, “al no contar con la máquina necesaria (gramadora y segadora mecánicas, entre otras) para su transformación, de momento no se va a aprovechar”.
En esta línea, Clemente ha señalado que en la actualidad esta planta no se puede cultivar de forma masiva puesto que este negocio “no está mecanizado”, pese a que la Vega Baja es un lugar idóneo para su plantación –actualmente se produce también en países como Francia, Alemania o Rusia- y, por tanto, no se podría abastecer la demanda.
Un grupo de veteranos, que en los mejores años del cáñamo –a mediados del siglo XX- se ganaban el sueldo con la plantación y producción de la fibra, ha sido el encargado de mostrar cómo se realiza la siega tradicional de esta planta, que se cultivó a finales del pasado mes de marzo.
De hecho y como ha detallado Clemente, está previsto que los trabajos se extiendan al menos un par de semanas más –empezaron con la siega hace unos días-. En este tiempo se segará, guardará y embolsará la cosecha para su distribución.
Hasta el lugar se han desplazado, entre otros miembros municipales, la alcaldesa accidental de Callosa de Segura, Antonia Cascales y su homólogo en Almoradí, Jaime Pérez, quienes han participado corvilla en mano en esta muestra.
Investigación
Otro de los que no se ha perdido esta demostración ha sido el presidente de la sociedad ‘Cáñamo y Fibras Naturales’ y profesor emérito de la Universidad Miguel Hernández (UMH), Joaquín Parra, quien ha explicado que actualmente tienen en marcha un estudio sobre la rentabilidad del cultivo del cáñamo para uso industrial.
Parra ha contado a DIARIO DE LA VEGA que la idea de plantar cáñamo surgió hace unos tres años con el fin de obtener fibra, pero se encontraron con el problema de que “no era rentable ante las dificultades para su venta”.
Los miembros de la sociedad, convencidos de la rentabilidad de esta planta, pusieron en marcha la idea de estudiar, junto a la UMH y otras asociaciones como ASAJA (Asociación de Jóvenes Agricultores de Alicante), la salida que le podían dar a la hoja, la fibra y la semilla del cáñamo.
“Con estos tres conceptos creemos que el cultivo es rentable”, ha dicho Parra, quien ha puntualizado que gracias al trabajo realizado en el hasta ahora parado laboratorio de la UMH se puede saber la cantidad de THC (TetraHidroCannabinol) y CBD (Cannabidiol) que contiene el cáñamo para su industrialización, previa consecución de los permisos sanitarios.
Una de las mejores salidas para este cultivo está vinculada según Parra al tema farmacéutico, “puesto que el CBD parece ser una sustancia muy interesante para este sector”, aunque posteriormente buscarían otras alternativas como la fibra –muy utilizada en la realización de redes y cuerdas en la comarca hasta la llegada de la fibra sintética (plástico)- o la semilla.
Antiguamente, el cáñamo se utilizaba fundamentalmente para la elaboración de redes pero, tras la introducción de los plásticos en estos productos, que además pesaban menos, “automáticamente se dejó de sembrar”.
“Ahora y pasado el tiempo, se han dado cuenta que las redes elaboradas con plástico en los fondos marinos están causando problemas terribles” y, por ello, tal y como ha desvelado, la Comunidad Europea plantea cambiar la normativa en el año 2020 para que estos productos porten un porcentaje determinado de fibra natural para que sean biodegradables.
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