La Generalitat ha invertido 500.000 euros en la principal arteria del municipio para convertirla en un espacio accesible y amable
La consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, María José Salvador, ha visitado este miércoles las obras de mejora de seguridad vial y de movilidad urbano que ha llevado a cabo la Generalitat en la travesía CV-912 a su paso por la localidad de Rafal. Unos trabajos que han supuesto una inversión de cerca de medio millón de euros, de los que 345.000 euros han ido a parar a la carretera y 150.000 euros al refuerzo de las vías perimetrales.
Durante los últimos siete meses se ha actuado en la calle con el objetivo de hacerla más amable para peatones y personas con movilidad reducida, con más de cinco mil metros cuadrados de aceras, sin perjuicio del tráfico rodado que sigue cruzando por la que es la avenida principal de Rafal.
Salvador ha estado acompañada en su visita por el alcalde del municipio, Manuel Pineda, y el subdirector general de Movilidad, Josep Llin, así como por otros alcaldes de la comarca que han querido acompañar a la consellera.
En esta travesía, la principal arteria del casco urbano, se concentra gran parte de la actividad comercial de la población. Esta circunstancia se ha tenido en cuenta a la hora de acondicionar el espacio urbano disponible para una mejor adaptación al uso de todo tipo de usuarios, peatones y vehículos, creando espacios más amplios para los desplazamientos del peatón, facilitando la permeabilidad transversal a través de pasos en los que no haya que salvar desniveles y definiendo las áreas de aparcamiento controlado y de carga y descarga necesarias para el normal funcionamiento de los comercios y servicios ubicados en la travesía.
De esta manera, las obras se han basado en la separación de los sentidos de circulación a lo largo de la travesía, dejando la calle Miguel Hernández para el sentido Rafal-Almoradí y la calle Hermanos Rodríguez para el sentido Almoradí-Rafal. En los puntos de inicio y fin de la travesía se han ejecutado dos miniglorietas para facilitar los giros.
En concreto, las obras en la calle Miguel Hernández han consistido en la reurbanización integral del espacio ocupado por la travesía. Para ello, se ha definido una calzada de sentido único de 3,50 m de ancho, y el ancho ganado a la calzada con la supresión del otro sentido de circulación se ha destinado a ampliar los anchos de acera, a generar parterres y alcorques para arbolado, y, en menor medida, a dotar de aparcamiento en hilera en aquellos puntos necesarios para el buen funcionamiento de servicios y comercios. La intervención de la Conselleria también ha tenido en cuenta los desplazamientos de personas con movilidad reducida, al haber realizado rebajes en las «orejetas» de los cruces de calles, al tiempo que se han construido pasos de peatones sobreelevados. Además, se ha instalado un alumbrado de alta eficiencia energética con luminarias tipo LEDs, así como mobiliario urbano y arbolado en los tramos de aceras de mayor anchura.
Por lo que respecta a la calle Hermanos Rodríguez, vial que soporta la circulación en sentido Almoradí-Rafal, la actuación del departamento que dirige María José Salvador, se ha encaminado principalmente a calmar el tráfico. Para ello, se han remodelado totalmente las aceras y los cruces de calles, disponiendo «orejetas» para facilitar los cruces de los peatones en condiciones de seguridad y se ha dispuesto de forma alternada la banda de aparcamiento, para desalinear el eje y así impedir altas velocidades en el vial.
Antes de las actuaciones de la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, la calzada de la travesía era de doble sentido de circulación y presentaba un trazado irregular, con unos tramos muy anchos, que favorecían altas velocidades de circulación, y otros tramos muy estrechos (especialmente el tramo que circunda la iglesia) lo que suponía dificultades para el cruce de dos vehículos pesados. Todavía se puede observar la huella del roce de la carrocería de los camiones en algunos balcones. El firme de la travesía se encontraba bastante fisurado y envejecido. Las aceras, en general, eran estrechas y no estaban adaptadas para personas con movilidad reducida.
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