Los datos económicos de la semana anterior ponen de manifiesto la gran importancia de los turistas en ciudades como Orihuela Costa y Torrevieja dentro de nuestra comarca. La irrupción de las actuaciones turístico-residenciales ha disminuido el peso demográfico y económico del núcleo principal en su término ante la proliferación de estas urbanizaciones en Orihuela Costa.
En el año 2001, Orihuela Costa representaba poco más del 13% de la población de Orihuela, sin embargo en estos momentos la Costa supone más del 30%. En la zona costera oriolana hay censados alrededor de 30.000 habitantes, siendo la cifra de 60.000 los que residen de forma permanente y 150.000 las personas que habitan en vacaciones en nuestras magníficas playas de banderas azules.
Como podemos observar la Costa, mejora sus números cada año. Pero, ¿Y la ciudad? Estamos desarrollando políticas económicas de crecimiento o realmente estamos estancados. Durante esta última década se han tomado decisiones que han debilitado la posición privilegiada que ha ostentado la ciudad de Orihuela en cuanto a poder económico e influyente se refiere, dentro de la comarca de la Vega Baja del Segura.
Varias cuestiones salen a la palestra: ¿Dónde está la ciudad de Orihuela dentro del marco comarcal y dónde quiere estar? ¿Qué estrategias tiene? ¿Cuáles son sus ventajas competitivas?
Estamos enclavados en un lugar estratégico dentro de la provincia, siendo el centro de grandes núcleos económicos como Alicante, Murcia, Elche, Torrevieja y Orihuela Costa. Si no queremos que Orihuela se convierta en una ciudad dormitorio, tenemos que actuar y poner en valor lo que tenemos y que nos diferencia del resto de nuestros vecinos comarcales, nuestro Patrimonio Histórico Artístico que son bienes de interés cultural.
Si fuéramos capaces de organizar de una manera ordenada, productiva y eficiente todo el activo económico que tenemos en la costa y reorientarlo con una estrategia definida hacia la ciudad para que la visiten los miles y miles de turistas que tenemos a menos de 30 kilómetros. Podríamos volver a darle vida a una ciudad que nos estamos encabezonando en dejar marchitar.
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