Mateo Marco Amorós / Bardomeras y meandros
Joaquín Marín / Fotografía
Sucedió en Francia, en una calle de un suburbio de París el viernes dieciséis de octubre. A plena luz del día. Lo decapitaron. Se llamaba Samuel Paty. Cuarenta y siete años. Y era profesor en el College du Bois-D’Aulne. Y demasiados titulares y avances informativos incidieron simplificando la causa por la que el criminal actuó contra el profesor: «Por enseñar a sus alumnos unas caricaturas de Mahoma».
Como titular se justifica pero como información resulta una acotación arriesgada al transmitir una imagen jibarizada de la labor educativa; tanto de la víctima como de los muchos SamuelPaty que día a día tratan de que su alumnado piense. Jibarizada porque es como si el profesor francés y muchos profesores de todo el mundo nos dedicáramos a ser «mostradores». Sin más. Cierto que desarrollando la noticia, los medios de comunicación han profundizado sobre el caso, concretando que la intención del docente era provocar un debate entre sus alumnos en torno a la libertad de expresión. Así entendemos la labor educativa. Frente a adoctrinamientos, frente a ideas cerradas y totalitarias, abrir el debate con argumentos para conociendo la variedad de opiniones y sentimientos de otros, replantearnos los nuestros. Y si no compartir esas ideas de los otros, sí conocerlas, comprenderlas y respetarlas. Todo con el objetivo de construir una sociedad más tolerante.
Por experiencia estoy seguro de que en ese debate que pretendía nuestro colega Paty, cabiendo explicaciones y reflexión, saldría lo de la fundamental preservación de la libertad de expresión y otras libertades, al tiempo que alguien comentaría lo hipersensible del sentimiento religioso –hasta sagrado– para muchas personas. Tan íntimo. Y por ende del dolor intenso que puede provocar una burla a lo que uno cree trascendental. Pero la libertad…
Decir que lo de Samuel Paty fue por mostrar unas caricaturas de Mahoma a sus alumnos es una caricatura. Peligrosa en tiempos en los que nos informamos con flashes de tuit. El profesor Samuel Paty quiso mostrando unas imágenes abrir un debate, educar al alumnado en la libertad de expresión al tiempo que en la tolerancia. Conciliando Derechos Humanos. Con mayúscula. Je suis.
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