Carteras

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Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro

Joaquín Marín / Fotografía

Que me perdonen quienes dándose por aludidos tomen como ofensa nuestra máxima, pero no concibo profesor en quien acude al instituto con las manos en los bolsillos. Cierto que en una USB o pen drive –memoria de almacenamiento de datos– que cabe donde las monedas en un pantalón vaquero, uno lleva a clase infinitamente más material del que hace años podíamos transportar en un carro: mapas, diapositivas, transparencias, libros, cuaderno del profesor… Muchísimo más en un pen drive; objeto al que preferimos referirnos, utilizando jerga demoníaca, como adminículo súcubo o íncubo según la circunstancia. Porque lo mismo recibe que da.

Por otro lado también es verdad que el cuaderno del profesor, donde las notas y anotaciones sobre el alumnado, hay quien lo ha sustituido por la tableta o el móvil. De cualquier modo, en nuestro caso aún nos gusta detallar escrito a mano y en una libreta esa información. Como igualmente nos gusta acarrear algún libro de los de siempre. Por esto hemos usado y usamos maletín, cartera o mochila para ir al instituto.

A la primera que tuvimos le cogimos especial cariño. Es con la que empezamos a trabajar. La habíamos mercado en nuestro primer viaje a Marruecos. Un viaje inolvidable por la muy grata compañía, organizado por la Asociación Cultural Hispano Árabe Alicantina (ACHAA). Aquella cartera resultó muy práctica. De las carteras o maletines siempre nos ha importado que tengan suficiente espacio para varios libros, exámenes y trabajos del alumnado, cuaderno del profesor y apartados para billetera y plumier. Y ahora también para el móvil. Para el plumier porque también nos gusta llevar uno con bolígrafos de punta fina azul, negro y rojo, lapicero, lápiz de color, borrador y sacapuntas. Así nos han servido las carteras que hemos tenido. Las pobres, de tanto uso, han ido muriendo.

Por una curiosidad pronto daremos detalle sobre una de ellas. Pero hoy sólo queríamos insistir, sin ánimo de ofender como queda dicho, en que no concebimos profesor en quien acude al instituto con las manos en los bolsillos. Y pónganse todos los peros que se quieran poner. Que los comprendemos pero…

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