Si algo aprendimos las fuerzas del cambio es que, en política, rara vez se obtienen victorias absolutas. Por ello, avances y progresos han de estar forzosamente plagados de contradicciones e impurezas. Ahora bien, como ya adelantó un maestro ruso: la única regla universal es que no hay reglas universales, por lo que las estrategias y contradicciones asumibles dependen del escenario y contexto en que nos encontremos.
El resultado electoral de Orihuela evidenciaba que toda opción de evitar el indeseable retorno del PP pasaba por enfrentarse a un tablero político estresado por Ciudadanos, cuya candidatura local aglutinaba tanto a «viejas» Nuevas Generaciones del PP como a líderes del partido CLr, de conocida trayectoria. Es decir, que, frente al PP, había otro partido casi idéntico al PP, difícil coyuntura. De hecho, la propia candidata del PSOE dijo, hace sólo un mes: “detrás del señor Juan Ignacio López Bas no hay otro que el señor Alcántara”; un año y medio antes, tras la fallida moción de censura firmada por López-Bas, Pepa Ferrando y Serafín Castellano, la actual baronesa del PSOE afirmó, sobre Mancebo y López-Bas, “lo que les interesa son sus intereses personales y los empresariales de algunos que no se han presentado a las elecciones pero se empeñan en ostentar la alcaldía…”.
Lo llamativo, sin embargo, es que, recientemente, López-Bas se refiriese a Cambiemos como “niños maleducados” que “insultan” y “calumnian” mientras aceptaba, con tanto silencio y entereza, las acusaciones que le ha lanzado, hasta hace bien poco, la candidata del PSOE. Por tanto, entenderán que planteemos dos cuestiones: ¿Qué ha sucedido entre PSOE y Ciudadanos para haber pasado de ser enemigos acérrimos en campaña a aliarse ambos contra Cambiemos Orihuela tras las elecciones? ¿no será que, al contrario que Carolina Gracia, Cambiemos Orihuela no ha cambiado su discurso sobre Ciudadanos? Y es que, resulta notorio cómo la dureza de la lideresa del PSOE mutase, después del 24M, en un atronador silencio.
Cuando Gracia pidió nuestro apoyo de cara a la investidura, nuestra asamblea sólo demandó algo de sentido común: ser fiel a su propio discurso. Esto es, mantener fuera del gobierno a Ciudadanos, invitándoles a ser oposición constructiva como lo sería Cambiemos en caso de gobierno en minoría del PSOE. Sin embargo, el pasado 10 de junio, en un encuentro público en nuestra sede, la candidata del PSOE no sólo ignoró nuestra petición, sino que dio a entender que los incluiría en el futuro gobierno. Asimismo, el líder de Ciudadanos expresó, sólo dos días antes de la investidura que «no entenderíamos un posible gobierno basado en que se pida nuestro voto y el de quien nos ha apoyado en las elecciones, y no en la confianza mutua entre socios de un posible gobierno». Pero la infortunada hemeroteca no queda aquí. Vean: el 9 junio , Activa Orihuela publica declaraciones de Juan Ignacio afirmando que se postula a la alcaldía y, el día 10 afirma que Cambiemos Orihuela , al hacer lo mismo, facilita el gobierno del PP. Qué extraño: ¿por qué es Cambiemos y no C’s quien facilita el gobierno del PP? ¿por qué PSOE, en lugar de criticar la actitud de Ciudadanos, critica sólo la de Cambiemos? Algo falla en este cuadro.
Así pues, aquí hay dos explicaciones: o bien existía acuerdo privado entre PSOE y C’s (en tal caso se justifica que Cambiemos no vote a favor por no tener acceso a tal información); o bien, no había ningún tipo de acuerdo o diálogo y, en tal caso, Cambiemos Orihuela no es responsable de nada, en cuyo caso alguien debería explicar por qué el PSOE sólo critica a nuestra asamblea y no a Ciudadanos. La posibilidad de pacto privado no es “conspiranoia”, tan sólo deducción lógica de las declaraciones públicas de sus representantes que, aunque fingían escuchar músicas diferentes, bailaban al mismo paso.
Quizá en Orihuela haya habido «demasiado Juego de Tronos» pero no ha sido Cambiemos Orihuela quien ha jugado. Debería saber, mi querido López-Bas, que yo soy más aficionado a The Wire, serie que dibuja de manera magistral la tensión entre el poder y los principios: tan es así que, en uno de sus postreros episodios, dos personajes tienen que elegir entre su carrera en la administración o la verdad. Uno, más pragmático, espeta al otro “si un árbol no se dobla se rompe”, dando a entender, acertadamente, que a veces es necesario asumir contradicciones; la respuesta: «sí, pero si se dobla demasiado, ya está roto», recordando que el precio del poder no puede ser renegar de los principios. Cambiemos Orihuela no ha emulado juego de tronos precisamente porque asumimos que la única corona digna es la que consigues siendo más plebeyo que cortesano palaciego…
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