Laura F. / A propósito de…
Otro año más celebramos la Semana Santa, aunque los hay que quieren cambiarla por las llamadas Fiestas de Primavera. Me pregunto si tan poco saben de la historia que llegan a esta conclusión tan simple. Desde tiempos ancestrales, desde que el ser humano vivía de la recolección y desde el descubrimiento de la agricultura, las fiestas principales siempre se asociaron al las estaciones del año. Por ejemplo, la Fiesta del Otoño o de Mabón de los Celtas, que celebraba la recolección, y que por cierto, coincide con la Fiesta de Sukkot, festival judío de la cosecha. Lo mismo ocurre en todas las culturas, hasta las últimas que conocemos de los romanos, como son las Dionisíacas. Siendo en la primavera en las que celebraba la fecundidad. Como es el caso de la Pascua judía o Pesaj, fiesta pastoril en la que se ofrecían las primicias del ganado, junto con la de los Ázimos y Tabernáculos. Ya desde el siglo VI, que es cuando se fija la tradición oral y se pone por escrito, que desde tiempos remotos eran la base de su organización y vida. Es necesario comprender estas costumbres para poder entender otras cristianas. Por tanto el no creyente cristiano puede celebrar con toda su plenitud las Fiestas de la Primavera.
Pero si coincide que la Pasión de Jesús de Nazaret ocurrió también en primavera…. ¡Qué le vamos a hacer! Por suerte o desgracia el hecho ocurrió en esta estación del año que, según las Escrituras, ocurrió en la Pascua judía. Y el calendario judío es lunar, por lo que difiere del nuestro, el solar, y la Iglesia quiso ser fiel a los hechos narrados en su tiempo y estación en cuestiones religiosas. Así en emperador Constantino determinó en el año 325, en el primer Concilio de Nicea, que la Pascua de Resurrección se celebrase el domingo posterior a la luna llena de primavera. Según los cálculos lunares que se hacen, la Semana Santa caerá entre el 21 de marzo (ahora que se afina tanto, entre el 20 y el 21) y no después del 23 de abril. Así llevamos desde hace 2000 años, por lo que me temo que ni con agua ardiendo nos despegan a los creyentes de estas celebraciones. Es evidente que la fe, la voluntad, la tradición y otros intereses más materialistas impedirán que esto cambie. Es más. Creo que casi nadie quiere. Pero para los que así lo deseen… pues …¡Adelante! Estamos en primavera y por tanto que la celebren donde quieran y cuando quieran. ¡Como los Celtas! Para ello no es necesario eliminar la Semana Santa. Ambas son compatibles. Y como se dice popularmente: No vamos a desvestir un santo, para vestir a otro. Y pensándolo bien… ¿A quién puede molestar un mensaje de amor, solidaridad, comprensión y perdón? No lo han entendido si sólo se quedan con la música, las flores, el arte, la vesta, los cirios y la parafernalia. Hay que apreciar el fondo de la cuestión, amigos. Y el fondo es Jesús de Nazaret y su mensaje: Ama a Dios y ama a tu prójimo. Con lo que hay para todos los gustos. Si eres creyente procura cumplir las dos cosas, y si eres ateo… ama a tu prójimo.
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