La «meteorosensibilidad» es un trastorno afectivo estacional que afecta al 15% de la población provoca fuertes cambios de humor con la llegada del frío
Tercer lunes de enero, frío y poca luz: afectan más si eres meteorosensible/ eltiempo.es
El tercer lunes de enero está considerado desde hace una década como el día más triste del año. Es el conocido como Blue Monday, y se basa en una fórmula matemática identificada por el investigador británico Cliff Arnall. Según la misma, las personas se sienten más desanimadas y decaídas tras el fin de las fiestas navideñas, la vuelta a la rutina, la cuesta de enero, las promesas incumplidas, y las condiciones metereológicas. Así, el próximo lunes, 18 de enero, llega el día más triste del año.
¿Cómo afecta el tiempo?
Tal y como explica la plataforma eltiempo.es, el Blue Monday coincide con el tercer lunes de enero, uno de los momentos más fríos del año y con pocas horas de luz. “Los estudios han encontrado que la falta de luz durante los meses de invierno más oscuros incrementan la probabilidad de experimentar estados de ánimo negativo (tristeza)”, apunta el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos. El nivel de desánimo en este ‘lunes triste’ dependerá en cualquier caso de la meteorosensibilidad de las personas, un trastorno afectivo estacional, que afecta al 15% de la población, y que provoca fuertes cambios de humor con la llegada del frío.
Según Rizaldos, son varios los estudios los que han determinado que los factores relacionados con el tiempo como la temperatura, la luz del sol, el viento y las lluvias, «no tienen una influencia determinante en el estado de ánimo positivo de las personas, pero sí influyeron sobre el estado de ánimo negativo».
Esto tiene un explicación científica. Ya que la luz solar nos aporta vitamina D y ésta afecta a los sistemas hormonales. Existe una monoamina neurotransmisora del sistema nervioso central, llamada serotonina, que está en parte condicionada por la luz solar, ya que disminuye al atardecer y aumenta al amanecer. Ésta tiene una función importante en la inhibición de la ira, la agresividad, el humor, el sueño. Por este motivo por el que a niveles bajos de serotonina nos sentimos más apáticos, tristes, enfadados; mientas que a niveles más elevados, nos sentimos alegres, felices y eufóricos. En el otoño y el invierno, las horas de luz son menores y hay más días grises o lluviosos; por tanto, la cantidad de serotonina liberada es más baja y esto puede aumentar nuestra apatía.
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