¡Ay, amor!

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Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro

Joaquín Marín / Fotografía

Hace años, rebelde contra todo convencionalismo, aun estando muy enamorado desdeñábamos el día de San Valentín. Lo siento. El tiempo ha limado –eso espero– nuestra soberbia. De por entonces, principios de los ochenta, recién editado, sonaba el disco de Víctor Manuel «¡Ay, amor!», título de una preciosa canción entre otras del elepé. Canción que todavía nos gusta dedicar a quienes celebran sus años de pareja. «¡Ay, amor, que despierta las piedras! / ¡Ay, amor, que derriba fronteras!» —dice la letra.

Por aquello de aprovechar en el instituto cualquier efeméride para fomento de la lectura en particular y de la cultura en general, en el día de los enamorados, participando en una actividad organizada por algunas compañeras, hemos recurrido a la canción dicha de Víctor Manuel –prehistoria para el alumnado– y también a un poema de Ángel González, ignorado por las nuevas generaciones. Y mira que Ángel González tiene un disco precioso con Pedro Guerra, «La palabra en el aire», cantando el cantautor y recitando el poeta. Pero en esta cultura contemporánea del usar y tirar todo tan rápidamente tampoco les suena, y mira que suena bien, Pedro Guerra.

El poema de Ángel González, de su libro «Palabra sobre palabra», se titula «Me basta así». Hay quienes en esos versos ven cierta irreverencia del poeta pero son unos versos hermosos, llenos de ternuras. Un poema, «Me basta así», que así comienza: «Si yo fuese Dios / y tuviese el secreto, / haría / un ser exacto a ti; / lo probaría / (a la manera de los panaderos / cuando prueban el pan, es decir: / con la boca), / (…)».

La poesía sigue, susurrando, con dulzuras y afectos, con sensibilidades tras sensibilidades muy íntimas. El amor. Ese misterio que nos alimenta en la entrega y en la recepción. En el darse y tomarse. En el tomarse y darse. Amante y amado. Amado y amante. Amando. Amor –como caracterizó el apóstol– paciente, servicial, no envidioso, sin bajezas, sin alarde, nunca engreído, nunca egoísta, tolerante, amante de la justicia y la verdad. Amor eterno. Así sea, por todo el año, día de los enamorados vida para los enamorados. Así sea. ¡Ay, amor!

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