En la comarca de la Vega Baja es común la producción de almendra
ASAJA Alicante manifiesta que ha detectado prácticas desleales que perjudican directamente la rentabilidad del agricultor alicantino en el inicio de la campaña de la almendra. En este sentido, señala que muchos productores están percibiendo precios tan bajos que no llegan a cubrir ni el 75% de los costes, y explica que tiene constancia de que se está pagando en campo el kilo de almendras como si se tratase de producto que está a punto de caducar, cuando en realidad la industria está basándose en las cotizaciones de las almendras de California, que tienen un precio inferior por ser de stocks antiguos, próximos a su caducidad comercial y de peor calidad, propiedades que contrastan con las almendras frescas españolas.
A este mal arranque de campaña se suma otra causa que perjudica al eslabón más débil de la cadena alimentaria, el agricultor, y es que hace unos meses se realizó una estimación de cosecha demasiado optimista en cuanto a volumen de producción cuando, en realidad, no se cumplirán las expectativas porque las inclemencias meteorológicas han afectado al cuaje del fruto. “La sequía y las altas temperaturas de marzo y abril perjudicaron la floración, haciendo que mucha se caiga del árbol, y además afectaron el calibre, que está siendo muy pequeño por la falta de agua”, revela el presidente de ASAJA Alicante, José Vicente Andreu. Lo cierto es que es posible que de la previsión de 2.526 toneladas en Alicante, se acabe registrando una merma que pueda aproximarse al 50%.
Los técnicos de la asociación remarcan que las lluvias tardías de finales de mayo y principios de junio han llegado muy tarde para este cultivo, y explican que las altísimas temperaturas incrementan notablemente la evapotranspiración del arbolado y también sus necesidades de agua, que en la mayor parte de las zonas regables no han podido satisfacer esas necesidades hídricas por restricciones en el suministro de agua debido a la sequía. Esta reducción en la producción es otra de las razones que empujan a que el producto se esté pagando a precios demasiado bajos en origen.
Prácticas desleales que debe conocer la AICA
ASAJA Alicante tiene conocimiento de que las máquinas recolectoras están cambiando sus cribas en las peladoras para evitar que el menor tamaño de las almendras no se elimine con la corteza, y es hoy la almendra el único producto que se está entregando a las descascaradoras sin precio o bien a unos precios que no cubren ni el 75% de los costes medios de producción. De hecho, puntualiza que hay entregas que se están llevando a cabo con precios fijados en las lonjas “a futuro”, sin saber qué criterios utilizan para determinar dichas cotizaciones.
En teoría, un kilo de almendra en grano debería venderse al consumidor al mismo precio que se vende un kilo de aceite virgen extra, es decir, en torno a 7-8 euros, sin embargo las grandes superficies están comercializando la almendra a 14-16 euros/kg grano repelada a pesar de comprarla en campo casi a la mitad del precio que se pagaba el año pasado, siendo los agricultores los grandes damnificados de esta situación.
Por si fuera poco, el IPC de los alimentos subió en el año 2022 un 15,6% de media, mientras que el productor disminuyó su renta en torno a un 5,6% en el mismo periodo. De estos datos se puede deducir que el productor y el consumidor tienen menos rentabilidad que en 2021, y que son los grandes operadores los que están sacando tajada.
De este modo, la asociación indica que es necesario que la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) tenga conocimiento de estas prácticas penalizadas por la Ley 16/2021 del 14 de diciembre, concebida para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria y que incluye las modificaciones necesarias que impiden la destrucción de valor prohibiendo de manera expresa la venta a pérdidas.
ASAJA Alicante quiere realizar un llamamiento a la industria para que apueste por el producto nacional, por la almendra alicantina, para que no se deje tentar por ofertas procedentes de fruto importado a punto de caducar, con la pérdida de propiedades que ello conlleva. “Apostar por almendra fresca y de calidad de nuestro territorio supone no solo respetar al sector primario español, sino también a los consumidores”, reivindica Andreu.
A este escenario hay que añadir la política de erradicación de la Xylella, que ha supuesto la destrucción de 202.200 árboles de almendro de la provincia para combatir la plaga. Según ASAJA, «lo único que se está consiguiendo es acabar con el cultivo y no con la enfermedad». La entidad agraria aprovecha para solicitar a la nueva Conselleria de Agricultura un cambio de estrategia orientado a la contención para salvaguardar este cultivo tan emblemático y favorecer la fijación de la población en las zonas rurales.
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