Mateo Marco Amorós / Bardomeras y meandros
Joaquín Marín / Fotografía
«Aquellos tiempos robados» ha titulado Ángeles Corella una novela publicada con gusto por Ediciones Huso. Cuando en Orihuela esperábamos la presentación, escribimos una nota-invitación en Facebook afirmando que «un sábado, en Orihuela, se está muy bien. Y más en LIBRERÍA CÓDEX». Así fue de la mano de la autora y Reme Simón, amiga de la autora. Y otra vez tenemos que agradecer a Vicente Pina, librero, que no se canse de organizar estas cosas que nos invitan a leer. Y a vivir.
La novela es maravilla. No soy experto en literaturas, pero desde mi humilde opinión de lento lector, le auguro éxito. De todas formas creo que no avanzo una evidencia y es posible que mi augurio, en mi tardanza lectora, sea mero asentimiento. «Haz lo que tienes que hacer y luego deja que las piezas encajen» es determinación que adopta Remei y que Reme Simón –Reme-Remei– apuntó en la presentación. Remei es una de las mujeres protagonistas del relato en un relato pleno de personajes femeninos interesantísimos en sus particularidades, sin defraudar los masculinos. Pero el relato principalmente es danza mujeril, como sugestivamente refleja la portada del libro.
Por deformación profesional nos ha gustado el tratamiento de los contextos históricos. Por desgracia en muchas novelas con pretensiones históricas observamos un contraste desafortunado, deshilvanado, entre el relato creativo y un contexto histórico que apesta a copia y pega de… ¿Ahora a Wikipedia? En «Aquellos tiempos robados» no pasa porque hay un trabajo de fusión macerado, trabajo arduo que nos consta por confesión de la autora; de documentación cribada que se aprecia, resultando espléndido.
Esta sería una de las piezas que encajan, fruto de la confianza de Corella en hacer lo que tenía que hacer. Como se dice Remei. ¿Otras piezas?… Las citas que blasonan los capítulos, muy sugerentes como muchos títulos; pregón de lo por venir o broche de lo sucedido. También son piezas las sentencias, en ocasiones refranes, que salpican y/o cierran algunos episodios, rotundas. Para pensar. Y pieza es, delicadeza, el lenguaje poético que perfuma la narración con la exquisitez de bellos versos «como luciérnagas sobre la hierba».
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