Anatomía de la melancolía: De carnes y huesos

Publicidad

Imagen de Joaquín Marín

Por Mateo Marco Amorós

Porque no es la primera vez que lo afirmo, me reafirmo: nunca quise ser historiador para juzgar los hechos y protagonistas de la Historia. Quise ser historiador, lo intento ser, para conocer los hechos y actores de la Historia, comprenderlos en su contexto. Y comprenderlos no implica aprobar o sancionar acontecimientos, acciones y actores. Nos agradarán unos, nos dolerán otros pero… ¿Juzgarlos?

Además erramos cuando con las entendederas del presente, con la plantilla de nuestros valores y prejuicios, calificamos como buenos o malos hechos del pasado. Nos equivocamos porque con esta visión inquisidora se nos escapa la circunstancia. En este sentido, las biografías son especialmente dificultosas para cualquier historiador que, como buen historiador, tenga entre sus prioridades la objetividad. Porque en las biografías, el riesgo de la hagiografía o, al contrario, el de la denostación, empaña las lentes limpias con las que el historiador ha de mirar el pasado, donde ignorar el contexto es desacierto. Pretender explicar a un personaje descontextualizándolo de sus circunstancias es descarnar la Historia de sus actores. Un imposible. Porque la Historia se hace de carnes. De carnes y huesos en un contexto.

Precisamente, el error del gobierno municipal oriolano marginándose de la petición de la familia de Miguel Hernández para anular el sumario que condenó al poeta, ha sido el de pretender abducirlo de la puñetera época que le tocó vivir, vivir y morir: crisis de la Restauración, esperanza y frustración de la Segunda República, incivil Guerra Civil y Franquismo represor de posguerra. Anular ese sumario que, conmutada la pena máxima, llevó al poeta al infierno carcelario que agotó su vida.

La Historia, sí, es compleja porque nos descubre nuestras virtudes y miserias como Humanidad; y como personas nuestras bondades y podredumbres y… Quien esté libre de pecado… Verdad de Perogrullo, fue lo que fue. Y somos lo que somos. Lo difícil al historiar es asumir y conocer el porqué fue lo que fue y por qué somos lo que somos, lo que hemos sido. Conocer el contexto añade luces y procura tolerancia en la comprensión del pasado. Y falta nos hacen luces y tolerancia.

Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*