La procesión del Jueves Santo contó como cada año con una alta participación de cofrades, que acompañaron a las imágenes bajo la atenta mirada de multitud de vecinos
Un año más ‘La Pasión de Cristo’ volvió a las calles de Almoradí durante la procesión del Jueves Santo, una de las más multitudinarias en cuanto a número de cofrades.
En esta procesión participan un total de ocho hermandades de la localidad, que acompañaron a las imágenes bajo la atenta mirada de multitud de vecinos que salieron a la calle para revivir las escenas de la pasión de Cristo.
La noche del Jueves Santo contó con la participación de la Hermandad del Prendimiento con su imagen titular y fundada en el año 1947 por un grupo de jóvenes amigos.
La Hermandad de San Pedro, fundada en 1974 con el objetivo de orientar a la juventud también salió anoche a la calle con su titular, San Pedro, y junto a otros grupos como la Hermandad del Silencio que, creada en 1992, desfiló con Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Amargura, acompañados por su tercio de tambores.
La procesión general de ‘La Pasión de Cristo’ contó así mismo con la Hermandad del Santo Sepulcro y la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza ‘Macarena’, una imagen de Antonio Labaña, restaurador oficial de Salzillo en el Museo de la Iglesia de Jesús de Murcia. Este colectivo desfila por las calles de Almoradí desde principios del siglo XX.
Fundada en 1945, la Hermandad de Nuestro Señor de la Caída tampoco faltó en una de las noches más multitudinarias de la Semana Santa almoradidense, donde también estuvieron presentes los miembros de la Hermandad del Santísimo Cristo de las Campanas con su imagen titular –Cristo de las Campañas de José María Ponsoda- y constituida en 1921.
Esta noche del Jueves Santo también desfilaron la Hermandad San Juan de la Palma con Santa María Salomé y su titular, que fue constituida oficialmente en 1944.
La Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, creada en 1950, participó en esta procesión junto a su imagen titular, la Virgen de los Dolores, siendo curiosamente la primera imagen que se incorporó a la iglesia tras la guerra.
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