A propósito de…XXX

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¿Y el Fiscal General a qué espera? 

Laura F.                             

Como no tengo ni idea exacta de las competencias de las instituciones legales y tengo mucho interés por una determinada, me he puesto en marcha a estudiar. Me interesa especialmente la figura del Fiscal General del Estado que, Dios mediante, lo ejerce el Sr. Eduardo Torres-Dulce. Por lo visto y leído, este hombre “debe” actuar con total imparcialidad y goza de una independencia extraordinaria, sin que pueda estar influido ni por el Gobierno ni por ningún otro órgano administrativo o judicial. ¡Pero qué curioso, cesa con el gobierno que lo ha propuesto! Su misión es defender la legalidad, los derechos de los ciudadanos y que la ley se cumpla, de oficio o a petición de los interesados, y debe procurar que los Tribunales sean independientes y satisfagan el interés social.

Que yo creo, en mi modestia, que es que se cumpla la Constitución tanto en Deberes y Derechos. Si el Fiscal General del Estado Español puede promover ante los Tribunales las actuaciones pertinentes en orden a la defensa del interés público… ¿Qué está esperando este hombre para “promover” que se defiendan los derechos de los ciudadanos, los cuales están siendo vulnerados constantemente? ¿Aaaah…? Este Sr. está permanentemente atento, según sus propias palabras, pero me pregunto a qué.

A ver cómo volvemos a la España Franquista en la que los abuelitos dependían de los hijos para comer y el que no tenía hijos o estos no les querían, pasaban a engrosar las filas de pedigüeños en la puertas de las iglesias; o quienes tenían hijos con minusvalías mentales, se escondían, por no poder mantenerlos con dignidad, sin tan siquiera poder costear una silla de ruedas; o volver al chabolismo, con todos a los que se han quedado sin casa; o consentir que los bancos cobren intereses de usura perjudicando seriamente con sus contratos, de letras para adivinos, al usuario; o que la sanidad se privatice como si fuera un negocio cualquiera; o aceptando calladamente que sólo puedan estudiar los que tienen dinero; o… si en España se ha llevado a cabo una serie de investigaciones por corrupción en casi todos los partidos políticos con un número alarmante, desde hace el 2005, y a esto se ha añadido Gürtel, Bárcenas, financiación del PP,… ¿A qué está esperando este hombre para limpiar el horizonte de este país? Me contestará que no hay delito, por lo que el fiscal no puede actuar. ¿No es delito que los políticos se carguen los derechos ciudadanos constitucionalmente adquiridos? Y, ahora, va el ciudadano y tiene que aguantar, que por protestar contra estos desmanes, se les acuse de nazis, y de faltar a las instituciones. Si quienes han faltado el respeto a las instituciones democráticas han sido estos políticos arrivistas. Esta gentuza que falta el respeto a la Constitución y sus ciudadanos actuando como la vieja aristocracia de siglos pasado, actuando como supuestos reyezuelos que extorsionaban y amenazaban cual mafia siciliana, por la que pierden la dignidad como ser humano y como ciudadanos. Si todo lo que está pasando no es motivo para que el Fiscal General de Estado tome cartas en el asunto y dignifique la vida política, entonces… ¿A quién apela el ciudadano? Me siento traicionada, vilipendiada, estafada y ofendida, sobre todo cuando oigo al tal Floriano, porque como dijo Alberto: “¿La cara dura va con el cargo o es de nacimiento?”

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