El Jesús histórico y Tissot
Laura F.Allá por finales del siglo XVIII teólogos, historiadores y filósofos comenzaron a preguntarse y darse explicaciones, cada uno a su manera, sobre la figura histórica de Jesús de Nazaret. Se montó un debate en el que cada uno aportaba su visión particular del tema.
Pero es A. Schweitzer (1875-1965) con su libro La búsqueda para el Jesús histórico: un estudio de su progreso desde Reimarus hasta Wrede, fue la guía definitiva al debate sobre el Jesús histórico. De hecho todavía sigue el diálogo, y seguirá porque El Galileo no es indiferente a nadie y, mucho menos, para los creyentes. Bueno. Pues volviendo a este período en el que Jesús de Nazaret está en pleno candelero para estos personajes, un joven pintor, amigo de Manet y Degas, James Tissot comenzó a pintar con éxito reflejando la sociedad victoriana contemporánea, donde presenta a mujeres atractivas y elegantes. Cuadros que expresan exquisitez, dulzura y serenidad. Personajes que miran hacia un lugar indeterminado, pero en el que reina la calma, distantes y pensativas. Los contrastes de color, el cuidado de los vestidos, la minuciosidad en los detalles,… Dicen que se debe a la influencia que vivió por dedicarse, sus padres, a la industria de la moda.
Fue llamado el pintor de las mujeres. Durante muchos años sus cuadros de vendieron a precio de saldo. Pero… quizá por un dolor de amor, por un viaje a oriente o porque entró en un iglesia para «captar ambiente», el caso es que sufrió una transformación interior que le llevó a Tierra Santa. A partir de ahí se dedicó a ilustrar episodios de la Biblia. Por esa época el escritor y naturalista Ernest Renan publicó «Vida de Jesús». Una forma de contribuir Tissot a conocer al Jesús de la historia fue con sus acuarelas. Tissot buscó retratar los lugares bíblicos como fueron en el siglo I. Valiéndose de detalles etnográficos y de la arqueología pensó que la Palestina del siglo XIX era muy parecida a la de la antigüedad. Aquí se quedó durante diez años que dieron como resultado unas trescientas cincuenta acuarelas sobre el Nuevo Testamento. Después quiso hacer lo mismo con el Antiguo Testamento, pero la muerte le llegó.
Es muy interesante apreciar la intensidad de los detalle en el paisaje, al igual que lo hizo anteriormente con los tejidos; el color, destacando los blancos y los ocres, azul plomo, grises… Y aunque sus dibujos, óleos y acuarelas pronto fueron un éxito, no se vendían por mucho dinero; sólo hasta hace relativamente poco se revalorizaron pasando de 7000 libras a 561.000 por una de sus obras, por ejemplo.
Quiso plasmar cómo sería el país de Jesús y sus gentes. Era la primera vez que el arte religioso se presentaba de forma tan original, tal que fue una revolución en su época. Es muy inquietante la transformación del alma de este pintor que le llevó a abandonar el mundo de la aristocracia y la burguesía por el de Jesús de Nazaret. No sólo fue el primero en alejarse de los cánones pictóricos religiosos de la época, sino que su originalidad le hizo plasmar una crucifixión de Cristo totalmente nueva.
Os la traigo para que veáis cómo el autor imaginó la visión que Cristo tuvo desde la propia Cruz. Jesús es el protagonista, pero no se le ve. Es su mirada, lo que él ve la que nos hace presente su persona. Es de una originalidad inusual. Siendo un pintor del siglo XIX, podría pasar perfectamente por un pintor del realismo del siglo XXI. Una servidora que no es muy ducha en las artes, me he llevado una sorpresa descubrir un artistas que nos permite hacernos una idea del entorno del Mesías, en unas obras en las que laten dramatismo, incluso en las escenas que, aparentemente, deberían emanar paz.
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