Las consecuencias
Laura F.Sobre unos dos millones de años se tiene información de los primeros humanos. A través de sus restos se sabe qué, cómo, dónde y cuándo se las apañó. Pero hay una actividad que durante este tiempo no ha cambiado en sí, aunque sus modos se han hecho cada vez más sofisticados. Pero básicamente, es lo mismo: poder y avaricia. Ha cambiado el mundo, su aspecto, pero las personas no. Las mismas bondades y las mismas miserias se han repetido siglo tras siglo, pero las miserias han sido mucho más fuertes, duras, drásticas y consistentes que las bondades. Nada. Nada se ha aprendido en estos años como para sentirse orgullosos del avance humano, como tal. Sin embargo, algunos, siempre hemos tenido la esperanza de que la evolución nos llevara hacia actos inteligentes, honestos y atinados para el bien común. Filósofos, historiadores, poetas, educadores, profetas,…, han aportado grandes ideas en las que se vislumbraba ese avance.
Pero enseguida surgían otras mentes retorcidas, inclementes, despiadadas, miserables y codiciosas que tapaban esas voces con un zarpazo y…la desesperanza volvía a la vida de las gentes. Y es que personas así son incapaces de prever las consecuencias de sus decisiones, es más no les importa, son primarios, de emociones básicas. Como el comilón, cuya gula no puede dominar y come, come, y come, sin parase a pensar que pronto explorará su hígado, páncreas, colesterol o un infarto se lo llevará. Y piensa: ¡Qué me quiten lo bailao! ¿Quiénes son verdaderamente responsables al permitir que gentecilla así campe por sus fueros? Los ciudadanos de a pié. Los sencillos, los que madrugamos, vamos a trabajar, nos preocupa el recibo de la luz, llegar a fin de mes. Esos son los culpables de permitir que “esos miserables” hagan y deshagan, se apropien de nuestra vida, la controlen y la desgracien. Son los LOBBY´S, los que moldean las políticas de los países para su provecho. Esos que deciden sin prever las consecuencias para los currantes. No les preocupa, pues somos simples peones de sus batallas económicas y el tributo a pagar para sus ganancias.
El mundo es un tablero en el que juegan a ver quién es el más rico, el más poderoso. ¡Qué subidón debe darles! Mientras observan cómo los individuos nos esforzamos por salvar el pellejo en el paisaje que ellos, a capricho, montan. Todos son iguales. Unos se esconden detrás de la palabra democracia, otros detrás de la religión. Unos y otros persiguen el control. Son mentirosos, trileros, embaucadores,… ¿Cómo podemos caer, vez tras vez, en sus mentiras? ¿Cómo no aprender de cada una de ellas? ¡Ya nos vale! Como los ritos ancestrales, cada cuatro años caemos en las trampas de una verborrea que bombardea nuestros sentidos y no nos dejan digerir. ¿Cuántos platos se cuecen en esas cocinas, de los que conocemos sólo algún aperitivo? Juegan con nuestras ilusiones, desdichas y preocupaciones, sin pudor, si un ápice de rubor. Estoy harta de tanta hipocresía. Asqueada de tanta mentira.
Hoy tenemos lodos de todos los polvos que se ha ido removiendo: venta de armas, prostitución, tráfico de cereales, agua, trata, miedo, miseria, hambre, compra de dirigentes, …, y ante todo esto los gobiernos se pliegan, cada uno a su conveniencia, pensando en sí mismos. ¿Hasta cuándo consentiremos que no ninguneen? Yo estoy cansada, agotada, descorazonada, desmoralizada. Tengo la sensación que el planeta Tierra se mueve en un bucle, de millones de años del que no sabe salir. Es como ver las versiones de una misma película: cambian los actores, cambia la vestimenta, cambia el paisaje, la comparsa y el argumento siempre son los mismos: dolor y retroceso. ¿De qué nos sorprendemos cuando escuchamos el atentado de París? Esta película se ha visto repetida durante miles de años y, últimamente muy seguidos. ¿Hemos aprendido algo? No. Y lo triste es, que se repetirá. Porque cuando se diseña una acción política, tiene una raíz económica que se disfraza de religión, pero que el fin es el poder…. ¿Cuánto hace desde lo del 11 M? ¡¡¡¡Qué importan las consecuencias!!!!
Deja tu comentario