Muchísima hambre y sed
Laura F.
Mi lentitud y despiste hacen que llegue a las cosas tarde, mal y nunca. Qué le voy a hacer, vivo en mi mundo paralelo y tardo en caer en lo que me rodea. Hace muy poco, una compañera me habló de la existencia de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), de su trabajo y esfuerzo por reivindicar la justicia en el mundo obrero, del problema de su empobrecimiento y la deshumanización. Esto lo hacen muchas asociaciones a través de partidos políticos, ONG u otras ideologías. Pero esta hermandad pone su solidaridad al servicio de los demás a través del mundo cristiano católico.
Me trajo a la memoria a los «curas obreros» de los años 60, que removieron las conciencias de algunos y las ideas de otros. Fue una revolución mal digerida por temor mal entendido, permitiendo que esos curas que estaban al lado de los oprimidos, con hambre de justicia, colgaran los hábitos para seguir su sula solos; pero que de haber sido bien asumida, apoyada y dirigida, hoy la sociedad no sería lo que es, con una fuente incesante de problemas de todo tipo por la regresión sufrida en derechos ciudadanos, obreros y humanos.
No digo que debamos volver a aquella lucha, o sí; lo que echo de menos en mi Iglesia es la presencia de ella en las cuestiones de injusticia como las que presenciamos todos los días a través de los medios de comunicación. No digo que tengamos que hacer scraches, pero sí que se nos vea apoyando, defendiendo y luchando por un mundo mejor, al lado del que sufre. Sí ya sé que se hace lo que se puede y que las personas que están formando parte de esta Hermandad a nivel local, nacional e internacional, lo hacen de forma solidaria y lo que pueden. Pero…¿cómo ayudar de forma más eficaz e inmediata? Porque al machacado no se le oye y la voz del poderoso la ahoga.
La HOAC está trabajando por la situación de la mujer en el mundo del trabajo, entre otras cuestiones. Y yo quiero ir un poco más allá en la denuncia que hacen ellos por la mujer, las adolescentes, los niños en situación de esclavitud en España, Europa y el mundo. El lema de la hermandad son las palabras de Jesús de Nazaret en una de sus Buenaventuranzas: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt 5,6). Como creyentes que nos definimos no es de extrañar que sigamos los pasos del Galileo. Pero normalmente cuando escuchamos estas palabras o nos quedamos en el siglo I, cuando las dijo, o en las palabras “hambre y sed”. Pensamos en la solidaridad de Cáritas y en ayudar a quienes lo necesiten con alimentos, etc.
Pero la palabra clave es JUSTICIA. Y ahí debemos de proclamar donde sea la poca o ninguna justicia que hay en un mundo en el que nos necesitamos mutuamente. De hecho, Zara necesita la mano de obra mísera de Brasil para ganar millones. O el Corte Inglés o Carrefur o Primark,… , Nike, Puma o Adidas, como cita El Confidencial, El Economista , ONG y otros medios. Es la esclavitud del siglo XXI. Por desgracia hoy día no hay que ir tan lejos, en nuestro propio país y de forma legal se “trabaja” así, tras la reforma laboral de una política en la que para nada interesa el ser humano si no es como herramienta de trabajo.
Si hay que darse golpes de pecho…se dan; si hay que oír Misas a tutiplén… se oyen; como hemos visto a Díaz Ferrán ex presidente de la CEOE y sus sucesores. “Paris bien vale una Misa”, como dijo el protestante Enrique de Navarra, para aceptar el trono católico francés. Pues entre nuestros empresarios y políticos: “El dinero fresco, bien vale comulgar, aunque no tenga pensamiento de hacer justicia”. Hemos llegado a una sociedad en la que todo vale y todo se justifica. No importan quién tenga que caer ni a quién tenga que pisar. Sólo dinero y poder.
Hoy vemos como las constituciones juradas y defendidas con voces de barítonos, son pisadas y ultrajadas, cómo se va a respetar la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo I dice:Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Basándome en un dicho muy español yo les preguntaría a estos empresarios que ganan dinero con la dignidad de las mujeres (y hombres), ¿qué harían si fueran sus madres y hermanas? Lo mismos las prensarían ¿Verdad?.
La HOAC se esfuerza, allá donde se encuentran sus miembros, a trabajar y poner todo su esfuerzo en la lucha por la dignidad humana y, específicamente, por la situación de la mujer en el mundo laboral, en sus condiciones de trabajo y en la remuneración del mismo. Hombres y mujeres son iguales en dignidad, deberes y derechos, por lo que no parará hasta conseguir que esto se cumpla y poder conseguir una sociedad más justa. Los cristianos debemos de estar al lado de débil, tomando el ejemplo de Jesús de Nazaret. Hambre y sed de justicia a la que seguimos aspirando los ciudadanos del mundo oprimidos y humillados por el poderoso. Acordémonos del ojo de la aguja y el camello.
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