Orihuela, artesanía, belenes y demás….
Dice la leyenda que fue San Francisco de Asís, el que primero recreó el nacimiento del Jesús, allá por el siglo XIII. Mucho ha llovido hasta nuestros días y a lo largo del tiempo hemos podido ver la inmensa variedad de belenes, desde los más clásicos a los más modernos. El ayuntamiento de Barcelona ha inaugurado ya el suyo, de lo más urbano que podemos encontrar. Todos son bonitos dado lo que representan para el creyente, pues para los ateos o agnósticos, suelen ser una inspiración de buenos deseos, de sentimientos nobles hacia el bien común. Para todos, la Navidad va asociada a la representación mental del acontecimiento ocurrido hace 2000 años. Y cada año, como un rito, vamos a ver las imágenes de este hecho en pequeñas figuras de gran valor sentimental y artístico. Este año he oído decir en los medios que la ubicación del belén va a ser el Palacio Episcopal, además de una exposición del Nacimiento Napolitano de nuestro vecino Antonio Pedrera.
Los dos serán preciosos, como lo son todos. Sin embargo, una vez celebrada la fiesta, se guarda y “hasta el año que viene”. Se oculta un acontecimiento y una obra de arte de la que los ciudadanos nos vemos privados el resto del año. En Orihuela tenemos unos belenistas extraordinarios, cuya artesanía es apreciada y valorada, como siempre, fuera de Orihuela. La dejadez de nuestros representantes, sean los que fueren, es de tal calibre que la ciudad se muere por no “saber querer” buscar el bien de la misma y sus habitantes. Me viene a la memoria los antiguos juzgados y su abandono u otros locales desaprovechados para multitud de necesidades de la ciudad. Bien aquí o en alguna sala de la Biblioteca María Moliner podría ser el lugar de EXPOSICIÓN FIJA para un belén, así como todas a las miniaturas que sobre la ciudad ha hecho J.M. Zambrana, que están diseminadas y no podemos apreciarlas para lo fueron creadas, es decir, para conocer cómo fue nuestra ciudad y para que la conozcan los que vengan detrás. Y es que un belén no sólo tiene una misión religiosa, que sí, también la tienen didáctica. Un belén es una obra artesana, de gran valor artístico, didáctico e histórico.
El arte de la artesanía, valga la expresión, es la producción de algo único, sin igual, lo que le hace tener un gran valor, minucioso, detallista, en el que cada figura tiene una atención especial. El artesano llega a dominar la técnica manual aprendida y desarrollada durante años. El fin de la artesanía del belén es estético, la belleza, la originalidad,… Sentido ritual, para lo que fue hecho, su mensaje, lo que el artista con su pericia llega a comunicar. Histórico, pues puede llegar a reflejar costumbres y acontecimientos de un tiempo. Y didáctico, mediante el cual se pueda aprender de todo lo anterior. En Orihuela tenemos varios museos y todos ellos interesantes: Semana Santa, Muralla, Arte Sacro, Reconquista, San Juan de Dios. Existe otro, que es eventual, Sorzano de Tejada, que sólo podemos disfrutarlo (no sé porqué)” de uvas a peras”. Todos ellos mal “explotados” desde el punto de vista didáctico. Quizá por no saber ofrecerlo a los ciudadanos y a los centros escolares, quizá porque al ser en su mayoría religiosos se piensa que sólo sirven para rememorar acontecimientos de lo mismo. Pero no es así. Hasta el museo más específico puede aprovecharse para otras vías culturales, se puede sacar de ellos costumbres, vestimentas, texturas, tradiciones, porqués de ellos, autores, lo que pensaban transmitir, etc.
Se podrían hacer talleres a lo largo de todo el año y no siempre para modelar figuras del belén, también para dejar corre la imaginación de los niños, animarles a ser creadores, manejar la arcilla cuyos beneficios terapéuticos expresivos-creativos son conocidos, etc. No nos faltan artistas oriolanos que puedan impartirlos. Animo a las autoridades pertinentes a tener en cuenta la riqueza cultural de nuestra ciudad, que pervive por la pasión de nuestros artistas, no por la ayuda, ni el reconocimiento ni la promoción de los mismos. Tenemos que “sacar el pringue” a todo lo bueno y bello de Orihuela, enseñar a nuestro críos que no es necesario salir de nuestra ciudad para pasarlo bien, para aprender jugando. Y a los mayores… Orihuela puede ser divertida porque hay cultura para pasarlo bien, sólo es necesario imaginación y ganas. Hay que potenciar lo que tenemos y contribuir a que los oriolanos no se vayan de la ciudad a pasarlo bien en un centro comercial (que también)
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