A propósito de…LXXXIV

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Mafalda Cuidado

Los políticos, ¿qué me venden?

Laura F.

El otro día vi por internet un video sobre una señora que intervino por teléfono, en un coloquio televisivo en Grecia. Es desgarrador. Y los presentes en la mesa de debate no sabían para donde mirar ni qué hacer. España va por el mismo camino. ¡Y estoy harta! Vamos para atrás, como los cangrejos. Me dejo la piel, como todos los maestros, en intentar que mis alumnos aprendan a ser «buenas personas». Que sean responsables, trabajadores, digno, solidarios; que las cosas que cuestan, son las que perduran en el tiempo, que el esfuerzo y el trabajo bien hecho es muy importante, para uno mismo y para la sociedad, y …bla, bla, bla,… Pero salen del aula y ven y escuchan a su alrededor y, tu trabajo, en un minuto lo tiran por tierra.

Ven injusticias, mentiras, pillería, pelotazos, oportunismo, injusticias, peleas, y… ¡Tantas cosas que oyen esos oídos! Y por no ser mayores, no creáis que no entienden. ¡No sé por qué, se piensa que los chiquillos y chiquillas, por el mero hecho de serlo, son tontos! No lo son. Son inteligentes y lo entienden todo. Lo que no comprenden es como se puede ser tan incongruente. La incoherencia. ¿Por qué tienen que sufrir los niños? Esa pregunta de Jorge Bergoglio no supo contestar en ese momento. Y es que, si no fuera por la gente buena, que la hay, es para salir pitando del planeta.

Estamos a poco de las elecciones, hemos visto, y seguimos viendo, el expolio cometido en España por políticos de medio pelo, cómo se hacen leyes que nada tienen que ver con las necesidades ciudadanas, sistemas educativos nefastos y sanitarias para pringaos. Sólo porque hay unos profesionales como la copa de un pino, como médicos, maestros, abogados y pequeños empresarios que siguen luchando contra corriente, el país sigue en pie. Pero los cimientos se están resquebrajando. La frase «la verdad os hará libres», quizá porque soy perezosa, la suelo llevar a cabo. Eso sí, con diplomacia.

Pero la verdad. Es que ser mentiroso lleva mucho esfuerzo, porque tienes que recordar todas las mentiras para no descubrirte tú mismo y eso, cansa. Aunque hay gente que pasan de sentir vergüenza ni nada. Directamente sueltan sus trolas y se quedan tan frescos. El máximo exponente, por la responsabilidad pública, que tienen, son los políticos. ¡¡¡Siempre igual!!! ¡¡¡No va a haber ninguno que hable con sinceridad!!! ¡¡¡Si nos enteramos de todo!!! Estamos en puestas de elecciones y todo sigue igual: «Y tú, más».

Los argumentos son los mismos de siempre. No me interesa lo que opina cada político del otro. No necesito que repitan hasta la saciedad, la porquería del otro, no quiero que me hablen como si fuera tonta (aunque pueda parecerlo). Muy señor político: Estoy hasta el Everest y más arriba, de ver incompetencia, de cómo lían las cosas por propio beneficio, por el cinismo que ni siquiera intentan disimular, por la ofensa que nos hacen , no sólo a los que pagamos vuestro “insultante sueldo, que no sabéis ganar”, sino a nuestra inteligencia, por la marrullería y la poca altura. No quiero ver más debates de «y tú más», no quiero ver a gente prepotente, presuntuosa y chabacana, darme clase de cómo se es político, no quiero ver cómo se recompensa la chulería y la bajeza, no quiero más mentiras. Porque las mentiras no sólo se vuelven contra ustedes, también contra los ciudadanos, con los que no contáis más que para que trabajemos como chinches para vosotros. Quiero un político al que pueda hablar de tú, sin que haya elecciones, que se patee la calle y vea la realidad, quiero uno o una con sentido común, quiero que me diga: no puedo solucionarlo, porque no depende de mí. Quiero que me diga la verdad. Porque la sé ya. Quiero que me diga cómo lo va a arreglar o cómo lo va a intentar. Quiero leyes normales, lógicas.

Quiero «la cuenta de la vieja», en la que si no hay dinero para ayudar a los que lo necesitan: colegios, sanidad, medicamentos, comida, trabajo,… y se coja del destinado a las partidas (que sobran) o que son superfluas. Que se priorice en las necesidades y dejarse de las tonterías esas de que: como el dinero de fiestas hay que gastarlo y no se puede dedicar a otra cosa… Pues se gasta en lo que sea necesario… ¡¡¡NO!!! Hay que gobernar con conocimiento, conciencia, discernimiento, inteligencia, razón, con lógica. ¡¡¡Y no me cuenten milongas, que ya está bien de tomarnos el pelo!! ¡Ojo! Que aquí en Orihuela nos conocemos todos, y sabemos de qué pie cojeamos. Así que cuidado con lo que me queréis vender. Una vez me dijo alguien que en política, eran más fiables los de derechas, porque ya llegaban con dinero y status y no necesitaban medrar. Eso me dio a entender, que los de izquierdas sí. Bien. Han pasado los años y lo que he visto es que “PIOJOS RESUCITADOS HAY EN TODAS PARTES, SÓLO DEPENDE DE LA OPORTUNIDAD Y DEL ESTÓMAGO QUE TENGAN”. ¡QUÉ ANGUSTIA, OYE! Evidentemente… están fuera los que no lo son.

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