¿Todos somos ingenuos y carentes de malicia?
Laura F.
La Real Academia de la Lengua Española, define la tecnología como el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. También define “tonto” como persona ingenua y carente de malicia. Yo he sido y soy muy reacia a ciertas nuevas tecnologías, pero reconozco que no todo es negativo. La lástima es que la utilización y la materia prima para desarrollarlas llevan a aspectos muy negativos.
Es cierto que los avances tecnológicos a lo largo de la historia han permitido mejorar la vida de las personas y el desarrollo de las comunidades y de la humanidad, en general.
Me acuerdo ahora de la cirugía y cómo ha llegado a ser tan sofisticada que permite salvar vidas y hacerlas más dignas. O de su aplicación en los hogares. Todos sabemos el tiempo y el esfuerzo que se ahorra en las tareas, tanto para tiempo libre o para poder acceder al trabajo, ya que el reloj marca nuestras vidas. Y la TV, que ha hecho que tengamos acceso a la información, distraernos, viajar sin moverse de casa, etc. E Internet, que puedes saber cualquier cosa en pocos segundos, tanto entrar en un museo como ver el funcionamiento de un aparato que acabas de comprar y con el que no te aclaras.
Si hablamos del mundo educativo, la pizarra digital puede ser un recurso extraordinario, quien pueda tenerla, claro. Podría seguir enumerando avances y sus ventajas: teléfono, GPS,… Pero… Siempre hay un pero. Y este puede llegar a ser desastroso. He leído en algún sitio que la tecnología no nos hace más tontos, es que los tontos siempre han existido y existirán. Yo creo que ciertas tecnologías no nos han hecho más tontos, desde luego, pero sí han dado lugar a una pérdida de capacidades que “todos” podemos desarrollar en mayor o menor medida y que no hacemos. Y es en la parte negativa de las nuevas tecnologías y el acceso a ellas, de cualquiera, en las que me fijo.
Me doy cuenta que el desarrollo tecnológico, en nuestros días, nace de la avaricia y afán de poder; no por ser solidario. No me refiero a los profesionales que la utilizan, pues en sus trabajos se ha hecho imprescindible. Sino a los que las que las desarrollan a costa de lo que sea. Por ejemplo. Las farmacéuticas, cuya inversión en investigación de medicamentos viene determinada por los ingresos que generan, no por las necesidades de los enfermos.
¿Se acuerdan de las famosas vacunas de la Gripe A? Más de otra cosa. ¿Sabían que el coltán es un mineral fundamental para el desarrollo de nuevas tecnologías: telefonía móvil, fabricación de ordenadores, videojuegos, armas inteligentes, medicina (implantes), industria aeroespacial, levitación magnética, etcétera. Y que para su extracción en África, se utilizan en régimen de esclavitud a adultos y niños? Sin contar las consecuencias de la manipulación de sus componentes que contaminan a los mismos trabajadores. Otro tanto tenemos con Internet y los móviles, el primero nos pone en contacto con el otro extremo del mundo, y el segundo ha llegado al salvar muchas vidas.
Pero…¿sabemos que somos controlados en todo momento? Tenemos una libertad ficticia, información engañosa en muchos casos y, además, la adicción que supone estos medios, el aislamiento aunque estemos rodeados de gente y las consecuencias de la horas enganchados a estos aparatos, en vez de hacer deporte, pasear, etc. y que llevan a problemas físicos i psíquicos.
La tecnología, mal usada en muchísimas ocasiones, nos han llevado a ser cómodos, dispersos, frágiles, a rendirnos a la primera, y eso hace que un país llegue a mínimos, como estamos ahora. No todos se han visto bajo ese influjo, pero sí los suficientes. Los más perjudicados son nuestros alumnos, hijos y nietos, a los que cada día tenemos más dificultad para enseñarles. No son capaces de asumir su trabajo (como cada miembros de la familia), al mínimo esfuerzo se rinden, sólo quieren lo fácil, no tener que hacer mucho esfuerzo, suelen haber perdido las mínimas normas de educación, su lectura es deficitaria y en su escritura hay más faltas de ortografía que letras.
Sólo con un esfuerzo de los padres, un porcentaje regular se salva. ¿Nuestros hijos son torpes? No. Son lo que les hemos consentido, como los que dejaron los estudios para ir a trabajar por sueldos impensables. Pero ahora ya no tienen ni el sueldo y, ni siquiera, el Graduado Escolar. Sin formación laboral, llenan las listas del paro y las camas. ¡Imagínense que, aún teniendo estudios universitarios, no se encuentra trabajo, qué van a hallar estos jóvenes y los que les siguen!
Es triste que, entre todos, hayamos contribuido a que nuestra sociedad esté sobrepasada en “tontos”. Que los políticos lo busquen es normal, pues han llegado a ser los vividores de turno. Pero que los demás lo hayamos consentido hasta en educación… No. La tecnología, cuando no se está preparado para ella, no es tan buena. Nuestra responsabilidad en ello es tremenda. Así que recibiremos lo que hemos dado, con mayor o menos intención.
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