Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro
Joaquín Marín / Fotografía
El pasado veinticuatro de febrero se cumplían quinientos veintidós años del nacimiento de Carlos I rey de España y V emperador de Alemania. Hijo de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso, vio la luz en Gante, preciosa ciudad belga. Veinticuatro de febrero… Hay fechas que parece que se enquistan providencialmente en algunas personas.
En la sección «usted contará» de la revista «Alameda», publicación que la editorial del mismo nombre popularizó a mediados de los sesenta, en el número de diciembre de 1964, en una de las notas, bajo el título «Coincidencias» se enumeraban no sin algún error diversos acontecimientos de la vida del emperador acaecidos un veinticuatro de febrero. Así, como hemos dicho, su propio nacimiento. Así, veinticinco años más tarde, el triunfo en la batalla de Pavía contra las tropas francesas de su gran rival Francisco I. También, un veinticuatro de febrero, éste de 1547 –aunque algunos autores siguen manteniendo que sucedió dos años antes– el nacimiento de Juan de Austria, Jeromín; fruto de uno de esos amores que tuvo el rey «por consolar la soledad (…) donde quiera que ha estado (…) con mujeres de alta o baja condición», según justificó Federigo Badoaro, embajador veneciano, en su «Relación de España». En el caso de Juan de Austria de su relación con la joven alemana Bárbara Plumberger, o Blomberg como dirán en Flandes. Finalmente, si no en un veinticuatro de febrero como glosaba la revista «Alameda», sí por esas fechas, el rey Carlos abdicó de sus poderes en 1556; retirándose un año más tarde a Yuste, entrañable lugar.
Por las razones que sean uno anota en su vivir alguna fecha o algunas fechas que no olvida. Evocaciones de alegrías y penas. Mojones reminiscentes. En mi caso, por ejemplo y entre otras mucho más importantes, el día de Santiago de 1991.
Hay ahora una lotería que apostando por una fecha concreta, coincidiendo, se gana el premio. Pero teniendo uno tantas fechas para elegir… A lo mejor Carlos I rey de España y V emperador de Alemania lo tendría más fácil con ese veinticuatro de febrero. Pero a saber de qué año.
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