Mateo Marco Amorós / Bardomeras y meandros
Joaquín Marín / Ilustración
Mil quinientos treinta y tres euros con siete céntimos es lo que figura en una factura por servicios prestados por un técnico cerrajero. Que en el apartado de observaciones detalla las faenas realizadas: «Apertura por cerradura rota. Se le ha bloqueado al cliente la cerradura. Se cambia bombín alta seguridad y escudo seguridad. Se avisa que la cerradura se tiene que cambiar porque estaba rota. El sistema no funciona correctamente y se avisa que tiene que ser sustituido. Se realizan 4 horas de trabajos.»
Esto por un lado porque antes se señala que el servicio solicitado se desempeña en día laborable pero fuera del horario laboral, con carácter de urgencia y que se trata de un trabajo especial. En otro apartado desglosa los conceptos por los que se cobra y lo que se cobra. Por desplazamiento, 45 euros. Por hora de mano de obra, la primera 240 euros y las tres restantes 150 cada una. Por tratarse de un servicio urgente, 69 euros. Por realizarse fuera del horario laboral, 58. Por materiales: el bombín, 150. El escudo de seguridad, 180 y por otra cosa que no reconozco, 75. En total, 1.267 euros que sumándole el veintiuno por ciento de IVA resultan los 1.533,07 euros.
Todo claramente detallado en el parte de trabajo donde consta la firma del prestador del servicio y firma conforme del cliente aceptando el presupuesto y realización de los trabajos presupuestados. Todo muy claro para tratarse de empresas alegales, camuflaje de desalmados timadores, como ha denunciado UCES (Unión de Cerrajeros de Seguridad). En otros casos, ante factura razonable, el timo se ha materializado simplemente al cobrar con el datáfono, marcando una cantidad equivocada a conciencia. Por ejemplo, en vez de setenta, setecientos.
La última vez que nos quedamos en la calle sin llaves nos salvó un vecino. La cerradura no estaba rota y no había que cambiar nada. Pero la puerta cerrada y nosotros sin llaves, no podíamos entrar. Nuestro vecino, con una radiografía abrió la casa. En un segundo y, favor de vecino, sin cobrar. ¡Con una radiografía! ¡Nuestro vecino el traumatólogo! En serio. Médico traumatólogo.
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